El duelo del Reino suponía una de las metas clave en el calendario de la Cultural. El choque ante el Córdoba CF se antojaba vital, y el estadio se vestía de gala para acoger tan importante cita. Vuelta de Rodri y Emi Buendía al once blanco, y estructura ya conocida con un once de garantías en busca del tesoro de los puntos.
Primeros minutos de equilibrio, con ambos equipos buscando su espacio, y ocasiones de gol. La Cultural trataba de hacerse con el control del partido a través del balón y medía sus fuerzas ante un contrincante ordenado e incisivo a balón directo. Antonio Martínez y Loureiro protagonizaban las mejores oportunidades para ambos conjuntos, con el control cayendo del lado local, y marcando con eficacia los tiempos de partido.
Con el paso de los minutos, el juego culturalista fue adquiriendo capacidad de gobierno de manera progresiva, y en el mejor instante posible, Emi Buendía cristalizaba ese dominio en un fantástico gol, marca de la casa, con un zurdazo imparable que se colaba por la escuadra del arco blanquiverde. El conjunto local manejaba la posesión y obligaba al rival a un esfuerzo en el cierre de los espacios. Rápidas transiciones ataque-defensa y buenas entradas por ambas bandas del ataque, merced a las combinaciones ágiles y a las conducciones interiores de sus hombres más ofensivos.
La reanudación se presentaba intensa, con una Cultural protagonista en todo momento de la acción. El conjunto local seguía controlando la situación y repitiendo llegadas de mucho peligro por ambos costados. En una de las numerosas ocasiones generadas, un pase de Ángel Bastos al corazón del área iba a servir a Rodri para marcar el segundo gol de la tarde, en un buen remate raso.
La Cultural recibía su justo premio tras un inicio demoledor, reforzando la apuesta ofensiva a medida que la segunda mitad transcurría. Más ocasiones, más control del espacio, y capacidad para generar oportunidades, merced a excelentes mecanismos de construcción del juego. La entrada de Agudo y de Guardiola espoleaba a un Córdoba CF que conseguía anotar su primer tanto, aunque en posición invalidada por el colegiado. El encuentro entrada entonces en una situación de máximo equilibrio de fuerzas, y el banquillo culturalista se movía, dando entrada a Moutinho y a Yeray en busca de nuevo oxígeno para el pulmón colectivo.
El encuentro iba apagándose, y la Cultural se erigía en dominador pese a las dificultades. En el tramo final, los andaluces acortaban distancias con un tanto de Guardiola que, sin embargo, resultaría insuficiente para cambiar el signo del partido. El estadio, en un clamor total, despedía a su equipo en una instantánea magnífica, propia de la hazaña que el equipo lograba escribir. Con mucho camino aún por andar, la Cultural suma una nueva victoria en casa.
