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Bienvenida de cecina

Dicen Les Luthiers que tan importante es saber como tener el teléfono del que sabe, así que cuando me piden un artículo destacando a tres jugadores del Real Oviedo llamo a mi amigo Pecu (los motivos de su apodo no vienen al caso, como no viene al caso hablar de lo que pasó  ayer con el Madrid), que desde Inglaterra y vía Whatsapp es capaz de hacerme un informe detallado del equipo de sus amores. A pesar de la distancia, no se ha perdido ni uno solo de los partidos del Oviedo en esta temporada, y a buen seguro que lamenta no ser hoy uno de los miles de aficionados asturianos que le pongan el azulón al estadio Reino de León. Lo lamentará por el partido (“el empate no nos vale a ninguno”, me recuerda) y por no participar como catador oficial en el reto de conseguir el Guinness del plato de cecina más grande del mundo, ya que él sólo, si se pone, puede alcanzar su propio récord de lonchas. No se quiere dar importancia, pero seguro que fue Pecu el que puso de moda lo de hacer los cachopos con cecina, un hermanamiento gastronómico que no entiende de capitalidades ni de autopistas ni de puertos. Si el partido tiene que ser a cara de perro, como dicen los entendidos, mal empezamos dándoles por la mañana a los oviedistas cecina asgaya, como ellos mismos dirían, que a veces nos pasamos siendo buenos anfitriones.

Pecu anda ciertamente quemado con los suyos “porque están haciendo un final de liga lamentable”, pero me dice que estemos atentos a Saúl Berjón, la estrella del equipo, el que reparte juego, saca los córneres y tira las faltas, con diferencia el que más clase tiene, el que marca las diferencias: “Nuestro Iniesta”. Oviedista y ovetense, el tal Berjón marca el norte y el ritmo del equipo de entrena Anquela y es el preferido de la grada, primo de otro futbolista que no podría tener un nombre más asturiano: Adrián Colunga, que ahora anda por la India. Me dice también Pecu que entre los delanteros tendremos que estar atentos Linares (“a mí no me gusta pero Toche, desde que se lesionó en la pretemporada, ya no está a su nivel, así que es Linares el que nos está salvando el culo y ya es el pichichi con 9 goles), pero ya le respondí que lo de “estar atentos” es muy relativo y que no se preocupe porque la Cultural hay partidos, sobre todo los últimos, en los que parece que juega sin defensas. El otro nombre que me da para tener en cuenta de entre los jugadores del Real Oviedo es el italiano Fabbrini, otro que lesionó en pretemporada y que volvió hace diez partidos. Ya se sabe que los asturianos tiran muy alto cuando se trata de compararse y, si Berjón era nada más y nada menos que Iniesta, de Fabbrini me dice Pecu que “se supone que era nuestro Neymar”. Toma ya. Es mucho suponer pero en las fotos el italiano parece mucho más discreto que el brasileño, así que esperemos que sobre el césped también lo sea. Esos son los buenos, en los cromos, pero los que están más en forma durante estos últimos partidos son Aarón Ñíguez, que al parecer todo lo que tiene de rápido lo tiene de irregular, y Ramón Folch. Pero, claro, a Pecu al final le puede la pasión y no quiere que me olvide del lateral izquierdo, Mossa, con un argumento que en la ciudad vetusta debe de resultar irrefutable: “No es que ataque como Marcelo pero le marcó él sólo dos chicharros al Sporting”. Eso ya te da una cátedra en la Universidad de Oviedo o un busto de perfil en el parque de San Francisco.

Con la esperanza de que a mi amigo Pecu no le pase factura esta filtración a la prensa de tan detallados informes deportivos de su equipo, quisiera enviarle acuse de recibo y contarle algo que no sepa de la Cultural, pero lo único que he escuchado a mi alrededor durante estas semanas son teorías conspiranoicas de algunos jugadores que han tenido fallos clamorosos en los últimos partidos y de las que nunca querré participar. De lo que sí me gustaría participar, porque me dan mucha envidia, es de la unión que han demostrado los aficionados del Oviedo en todo tipo de situaciones, por más que sus aficionados se hayan dividido, como el Frente Judaico Popular y el Frente Popular de Judea de ‘La vida de Brian’, en Brigadas Azules, Symmachiarii  y Chiribís. Aquí sólo nos hemos unido para luchar por el ascenso o la capitalidad gastronómica y, pesar de haber conseguido los objetivos, esa unión ha tenido la fuerza de la gaseosa. Ya se sabe que en León, aunque aplaudiendo se entre en calor, somos más de silbar que de aplaudir, faceta ésta que permite comer pipas mientras haces comentarios como si entendieras de fútbol y que ha hecho a algunos aficionados ganarse con todo merecimiento el apodo de piperos.

Pecu: quedamos cuando quieras en Vegarada a tomar unos culines. Pago yo, cagon tal, y así celebramos que los dos seguimos en Segunda.

Por David Rubio