Cuando hablamos de fútbol, un año puede dar lo mejor y lo peor. Más cuando muchos de nosotros seguimos a más de un equipo, aunque nuestro corazón sea más blanco que un folio por estrenar. Y todos somos así, porque todos somos de la Selección. Quién nos iba a decir que aquel 2010, de los más duros de nuestra historia como culturalistas, iba a ser el más bonito como españoles.
2010 empezó mucho antes de su 1 de enero. Desde tiempo atrás, ya marcó un tiempo tan bonito para los leoneses como sería el MC Aniversario del Reino de León. La fecha simbólica de ascenso al trono de García I como rey de León sería algo muy grande para nosotros un milenio y pico después. De hecho, nuestra camiseta en aquel entonces dio fe de ello.
Aquella temporada empezó con muchas incertidumbres. El peso de la crisis económica e institucional inquietaba demasiado. El entrenador elegido fue Josu Uribe y el nombre del momento, Jito. Un delantero que hizo vibrar a la afición como hacía tiempo que no sucedía en nuestro feudo. El objetivo estuvo entre la permanencia deportiva y la supervivencia real de la entidad. La nota buena sin duda fue la visita del FC Barcelona en Copa del Rey. Volvían los viejos tiempos, aunque fuera solo durante 180 minutos. De vuelta a la realidad, aquella campaña terminó sin pena ni gloria.
Pero la ilusión no estaba en los banquillos del Reino, sino en Sudáfrica, en Vicente del Bosque y lo que hicieran sus pupilos. La senda abierta por Luis Aragonés seguía abierta. Su estilo nos había dado la Europa de 2008 y… quién sabe.
La fase de grupos nos deparó el destino de luchar con Chile, Honduras y Suiza por un sitio en octavos. Pese a perder el primer partido ante la nación helvética, La Roja se clasificó como líder de grupo. Empezaba lo más duro. Por la mínima siempre, pero con un juego impecable, España iba pasando eliminatorias. Primero la Portugal de Cristiano Ronaldo, luego Paraguay… y pasó la maldición de cuartos. Superamos a Alemania… y superamos 1950, el peso de la historia se posó sobre nosotros… ¿Y si ese era el año de verdad? ¿Y si este mundial era lo que faltaba para cerrar la edad de oro del deporte español? Éramos imbatibles en todo lo que se pudiera competir… ¿Quién sería nuestro último rival? Holanda (o mejor dicho, Países Bajos). Qué decir de aquel partido, solo que la magia la hizo posible Iniesta en la prórroga, en el 116.
Ese tanto fue mucho más. Nos unió como país, nos hizo recuperar la fe en nosotros mismos. Vimos que, en un país con tantísimos defectos endémicos, históricos y sociales como el nuestro, hay cosas que también pueden salir bien. En aquel gol, entró todo lo bueno que hay dentro de estas fronteras y dentro de nuestros corazones. No se me ocurre mejor forma de terminar esta temporada de Recuerdos del Culturalismo que así.
También pensando que lo mejor esté por llegar, pensando en lo que fuimos y en lo que somos. Se nos viene una segunda mitad de 2022 con muchas cosinas: el Mundial de Qatar, nuestro centenario… Quién sabe.
Rodrigo Ferrer Diez
Historiador de la Cultural y Deportiva Leonesa