Recuerdos del culturalismo: El marcador simultáneo Dardo.

En los últimos años el fútbol ha cambiado mucho, más de lo que nos podemos imaginar, tanto que nos hemos acostumbrado muy rápido a los cambios, y hemos terminado por aceptar, con más o menos oposición, cómo son ahora las cosas. Quizás uno de esos cambios sea la diversidad de horarios que existen ahora en el fútbol profesional, no en vano, lo más normal es que no coincidan dos partidos de Primera División, y si uno quiere, puede ver desde el viernes hasta el lunes los diez partidos de la jornada de Primera.

Hace unos años esto no era así, lo suyo es que solamente hubiera un partido el sábado (como mucho dos más) y otro el domingo a eso de las 20:30, el del Canal Plus de entonces, el resto eran a la misma hora. Pero esa situación en su día también fue novedad. Lo normal es que cuando nuestra Cultural llegó a Primera División, todos los partidos fuesen el domingo a la misma hora.

Cuando se construyó en Antonio Amilivia, era necesario responder a esa necesidad de saber cómo iban el resto de rivales, no había videomarcador, no había televisiones, pero había radios e imaginación. Así nació el Marcador Simultáneo Dardo. Este era una gran torre colocada en el fondo norte del Amilivia donde aparecían, además del marcador del partido, el de los diez encuentros de la máxima categoría.

El funcionamiento era muy simple, cada semana aparecía una prensa escrita la «clave» de los partidos. En el marcador aparecían primero letras, luego marcas patrocinadoras, y cada una de ellas correspondía a un partido. Este original sistema permitía que la gente no solo acudiera al campo a ver a la Cultu, sino que tenía el aliciente de animar a todo aficionado al fútbol a enterarse de cómo iba la jornada.

El Marcador Dardo fue además un símbolo de León y de la Cultural. Su característica forma hizo que se convirtiera en parte de la propia identidad de nuestro club entre 1955 y 1998, toda una vida, un recuerdo que aún está muy vivo en los miles de aficionados que lo llegaron a conocer. Ellos se lo han transmitido a los que por capricho de la naturaleza no lo pudimos conocer.

La brecha en el tiempo entre el último servicio de Dardo y nuestros días es cada vez más grande. Aquel símbolo se perdió para siempre sin que nunca se planteara su trasladarlo, o reconstruirlo, o hacer algún tipo de homenaje en las construcciones que vinieron después. También es cierto que su aspecto en los últimos tiempos ya daba a entender que su final estaba próximo. De todas formas las cosas evolucionan, y aún si de una forma o de otra se hubiera mantenido, quizás habría terminado siendo sustituido por las maravillas de los tiempos que hoy corren, bien sean las APPs, consultar fútbolme, o incluso, hasta donde hemos llegado, poder ver en el móvil un partido de Primera en las propias gradas del Reino. Estos son los tiempos que nos ha tocado vivir.

Rodrigo Ferrer Diez

Historiador de la Cultural y Deportiva Leonesa