Diario de…un socio en Doha

Viaje a Doha, por Javier Angulo y Teresa Ampudia

León. 12 de agosto de 2015:

No son unas vacaciones más para nosotros. Octubre está cerca y las semanas previas a la boda vienen repletas de preparativos. Los llamados detalles. Los interminables detalles. Siempre queda algo por hacer. En este caso por entregar. Antes de viajar a Galicia quedan unas invitaciones de boda por repartir. La hora fijada por la familia; adiós al triangular entre la Cultural, el Sporting y el Valladolid.

Antes, al mediodía, renuevo el carnet de socio, como vengo haciendo desde 2003. En Segunda B y en Tercera. Y, después de sufrir mucho estos últimos 5 años, de nuevo en Segunda B. Con más ilusión que nunca. Supongo que la misma ilusión que hace regresar a mi amigo Ángel, recuperado para las frías tardes en el Reino de León. Él es el que me llama por la promoción Unidos somos el doble y por el que renuevo mi abono´ en agosto, antes de que comience la temporada, algo que no hacía desde que vivo fuera de León. Socio 570.

Serían las 21.30 cuando mi teléfono empieza a echar humo. Me llama otro amigo, Miguel, conque me ha tocado el viaje a Qatar, que han dicho mi nombre en megafonía. Obviamente no me lo creo, pero enseguida me lo confirma Ángel y, al instante, el club. Al día siguiente nos pasamos por las oficinas. Felipe Llamazares me indica que el regalo no viene solo: hacer el saque de honor en el primer partido de liga en casa. ¿Se puede pedir más? Demasiado bonito para ser cierto. Pero es cierto. Nos ha tocado. Destino: Doha.

Doha. Día 1:

Qatar no está cerca. Da vértigo mirar en el mapa desde dónde han venido a comprar a la Cultural; pero, si son gente seria, bienvenidos sean. 7 horas de viaje y 7.000 kilómetros después aterrizamos en Doha. El aeropuerto es nuevo. El país también. Independientes desde 1971, en el Reino de León les llevamos un milenio de ventaja. Donde nos ganan por goleada es en población: 4 a 1 con 2 millones de habitantes, con mucha inmigración. Por otro lado, Qatar previamente era un protectorado británico y se nota: al menos todo el mundo con el que tratamos allí hablaba inglés.

Llegamos a las 18.00. Un coche nos traslada al hotel. Es The Torch Doha: la torre más alta de la ciudad. Con una iluminación espectacular, se erige como una auténtica antorcha en la noche qatarí. El hotel ya nos ofrece una primera pista para los aficionados culturalistas: se ubica en la zona Aspire de la ciudad, 250 hectáreas que fueron en 2006 el corazón de los Juegos Asiáticos. La zona Aspire; esto es algo más que una simple Academia.

Por supuesto, The Torch Doha es increíble. Especialmente la habitación inteligente. Todo se hace mediante un iPad. Desde cerrar las cortinas a manejar la televisión. O regular la iluminación de la habitación, que sale de las paredes, y que permite elegir alternativamente entre 12 colores diferentes. Tan espectacular como extravagante, la verdad; pero es inevitable ir probando con cada uno.

El restaurante está a la altura del hotel. Su nombre, Flying carpets (Alfombras voladoras), tiene su correspondiente decoración, con las alfombras colgando del techo haciendo efectos muy logrados. La comida árabe está francamente buena. Pollo, cordero y ternera conforman sus principales platos, siempre muy especiados y con sabores muy mediterráneos. Antes de regresar a la habitación subimos a la planta más alta a la que se puede acceder, la 50. Hay un restaurante con un mirador desde el que se divisa la ciudad. Mañana será hora de descubrir sus calles.

Doha. Día 2.

Un chófer de la Academia Aspire nos va a acompañar durante nuestros dos días completos en Qatar. Por la mañana visitamos la zona más nueva de Doha. La ciudad ocupa una bahía en cuyo extremo oriental está el centro. Desde allí nace el paseo marítimo o Corniche, 8 kilómetros que llevan al extremo occidental, que es lo que hoy vamos a conocer.

Empezamos por la zona de rascacielos. Innumerables torres jalonan un paisaje bastante uniforme pues todas parecen tener una altura similar. Es zona de oficinas, comercial, de embajadas, y dónde también se ubican los cuarteles generales de la internacionalmente conocida televisión árabe. Sí, Al Jazeera es qatarí.  

Posteriormente nos dirigimos a un área cultural: Katara. En este complejo han levantado todo lo que podamos imaginar: varias salas de exposiciones, museo de la radio, academia del cine, de la música, un teatro, una ópera y, sobre todo, un espectacular anfiteatro para 5.000 personas. También hay espacio para dos mezquitas: la dorada Golden Mosque y otra más tradicional al lado de un palomar que es el símbolo del complejo. Katara será el centro neurálgico del mundial de ciclismo que tendrá lugar el próximo octubre.

Después de Katara nos dirigimos a la Perla de Qatar. Se trata de un terreno artificial, ganado al mar, en el que se han construido numerosas torres de apartamentos y un puerto deportivo de forma circular, denominado Porto Arabia. Se respira dinero en el ambiente. Las tiendas de lujo también contribuyen a ello. Pero no hay ni un alma por la calle, lo que le da un aspecto algo fantasmagórico. Son las 11.30 y el sábado para ellos es como nuestro domingo. Nuestro chófer, Ashraf, tiene la explicación: “A los árabes también nos gusta dormir”, nos dice. Regresamos al hotel y nos damos un capricho. Había que darse un baño en la piscina exterior que tiene el hotel en su planta 19.    

La tarde viene marcada por el fútbol: Al Rayyan contra El Jaish, primero contra segundo de la liga qatarí. Además, también hay un español sobre el campo, Sergio García, el exjugador del Español y campeón de la Eurocopa en 2008, que ahora juega en Al Rayyan.

El partido se disputa en el campo del Al Sadd ya que el del Al Rayyan ya está en obras para el Mundial de 2022. El estadio es bastante nuevo y su capacidad similar a la del Reino de León. Llama la atención lo animada que es la grada, con las dos aficiones separadas por escasos metros sin que haya incidentes. Cada uno animando a los suyos, como debe ser. Hay bastantes huecos en los fondos. Lejos de la media entrada, hay 5.000 personas en el campo según la megafonía, pero el ambiente es francamente de las grandes ocasiones.

Tal vez la afición no sea masiva pero sí muy ruidosa. Sólo cesan sus arengas y cánticos cuando minutos antes del descanso el videomarcador señala la hora de la oración. Pero no se reza en la grada; de hecho muy pocos aficionados la abandonan camino de las salas especialmente habilitadas para el rezo que hay en el estadio. En el césped, el griterío es sustituido de repente por un silencio frecuentemente roto por las expresiones de los jugadores.

El reloj sigue corriendo en Doha y en el tiempo añadido el Al Rayyan anota su primer gol. Arranca la segunda parte con un partido más disputado que emocionante, pues las ocasiones escasean. Por suerte, todo cambia en los últimos 5 minutos: del empate injusto en una jugada aislada de El Jaish al delirio de la grada con un disparo ajustado que pone el 2-1 definitivo. Este final del partido deja un buen sabor de boca. Una foto con Sergio García y la asistencia a la rueda de prensa cierran nuestra visita a la Qatar Stars League.

Doha. Día 3.

Llegó el gran día: hora de conocer la Academia Aspire. Antes visitamos el Pabellón del Mundial de Qatar 2022. Tras ver una breve exposición sobre la historia del fútbol en el país, pasamos a una sala de cine envolvente dónde proyectan para nosotros un espectacular vídeo explicando la candidatura al Mundial, el mismo que se proyectó a los dirigentes de la FIFA, según nos explican. Uno de los estadios nos resulta familiar. Al lado del hotel habíamos visto las obras de un gran campo de fútbol. Es la ampliación del Khalifa International Stadium, que acogerá una semifinal del Mundial de 2022. Lo mejor del fútbol se dará cita en la casa de Aspire.

Esperanza Campuzano, responsable de relaciones externas de la Academia, es nuestra anfitriona en Aspire. En primer lugar nos explica el proyecto: todo nace del sueño de Hamad Bin Khalifa Al-Thani, el anterior emir de Qatar. Formar deportistas de alto nivel para representar al país en las principales competiciones internacionales es el objetivo. Para ello seleccionan a los mejores chicos de las más variadas disciplinas deportivas, tratando de compatibilizar su entrenamiento con la formación académica. Así, aproximadamente a los 12 años, los más prometedores deportistas de Qatar empiezan a formarse y entrenar en la Academia Aspire, mientras que a partir de los 14-15 pasan a dormir también allí.

Comenzamos a visitar las instalaciones. El corazón de la Academia es el espectacular Aspire Dome, un pabellón multiusos. En su interior, todo tipo de instalaciones deportivas. Canchas de balonmano, baloncesto, tenis de mesa, piscina olímpica, una pista de atletismo e incluso un campo de fútbol de césped artificial, de dimensiones oficiales, todo bajo el mismo techo. En las paredes de la Academia abundan los mensajes para trabajar la motivación de los jóvenes deportistas: Pelé, Michael Jordan, Confucio… En el exterior del Dome hay diversos campos de entrenamiento de fútbol, todos de césped natural. Todo un éxito de los jardineros en el secarral qatarí; un trabajo bien hecho que el pasado enero aprovechó el Bayern de Munich para hacer sus entrenamientos en el parón que hace la Bundesliga.

De regreso al Dome pasamos por el gimnasio, donde los deportistas cuentan con diversas pantallas desde las que pueden acceder a su propia ficha personalizada, con los entrenamientos que deben hacer planificados al detalle. También por el comedor, donde otras pantallas dan a los chicos consejos de cómo combinar las distintas opciones del menú para acceder a la dieta más adecuada a su disciplina. De allí pasamos a la zona escolar. Hay varias aulas. Son más bien pequeñas, con unos 12 alumnos por clase, y equipadas también con la última tecnología. Demasiados aparatos para los que nos educamos con la tiza y la pizarra. Español es una asignatura optativa; no les vendrá mal para defenderse en León.

Anexa a las aulas se encuentra la residencia de los chavales. Más de un centenar de habitaciones dobles, con salas comunes de televisión y de acceso a Internet. Durante el fin de semana los chicos regresan con sus familias y compiten para diversos equipos, ya que la Academia no cuenta con equipos propios. Aproximadamente, unos 250 deportistas están acogidos hoy día al programa Aspire. Tras tomar un café, nos despedimos de Esperanza y de la Academia. Salimos a dar un paseo por el Aspire Park, un parque público de la ciudad. La verdad es que no esperábamos encontrar tanto verde en Qatar.

Por la tarde es hora de conocer el Doha más genuino. Empezamos por el Museo de Arte Islámico, un edificio moderno y vistoso, con objetos en su interior de la antigua Persia, del imperio Otomano e incluso alguno de Al Andalus. Pero lo más espectacular son las vistas que se obtienen desde sus patios laterales, con los rascacielos alzándose sobre el Golfo Pérsico al otro lado de la bahía. De ahí vamos al Souq Waquif, el zoco. Callejuelas repletas de puestos vendiendo especias, pashminas, abayas, alfombras y todo tipo de cosas con las que llamar la atención de los turistas. Damos una vuelta por los alrededores, donde llama la atención un edificio coronado por un zigurat, antes de regresar al hotel. El viaje acaba pero las buenas noticias no: la Cultural ha ganado al Peña Sport.

Madrid. Día 4.

La hora del regreso es la hora del balance. Una experiencia inolvidable como aficionados culturalistas. No nos engañemos. Doha no es precisamente la ciudad más bonita del mundo ni la selección qatarí es la mejor de Asia. Pero tienen dinero y un proyecto. Son gente del fútbol y del deporte. El impulso que necesita la Cultural. Dejar de pensar en cómo cobrar a final de mes para centrarse en lo deportivo. Tampoco parece que vaya a ser algo incompatible con el futuro de nuestro Club. Y siendo justos, los jugadores qataríes están cumpliendo y no desentonan con sus compañeros. Ahora es cuestión de tiempo.

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