Esta semana nos toca recibir al compañero de ascenso de la temporada pasada, la Agrupación Deportiva Ceuta. Es un equipo contra el que hemos jugado muy pocas veces y le dedicaremos algo de espacio en enero, cuando nos toque volver a cruzar el Estrecho y sentarnos en las coquetas gradas del Alfonso Murube. Pero hoy tenemos otro asunto que atender.
Hace unos recuerdos íbamos los 70 años de nuestro debut en Primera. Lo cierto es que podríamos ir recorriendo aquella temporada paso a paso, y alguna vez más viajaremos a aquellos días. Porque los Recuerdos del Culturalismo son eso, viajes. Y hoy tenemos que volver a 1955 porque este 23 de octubre se hacen 70 años de la inauguración del que siempre será el estadio en el que jueguen como local nuestros corazones, el Antonio Amilivia, conocido en su origen como La Puentecilla.
El 22 de octubre de 2016 bajo el título “El día que inauguramos nuestra casa” ya hablamos de la inauguración del Antonio Amilivia y le dimos un buen repaso a esos años, casi media vida del club que terminó el 31 de octubre de 1998. Pero hoy no, hoy quiero que nuestra máquina del tiempo se detenga aquella fría pero tierna tarde de octubre.
La necesidad de construir un nuevo estadio venía viéndose ya desde antes del ascenso y toda la sociedad estuvo de acuerdo. El proyecto original era mucho más ambicioso porque era el de un estadio de dos anfiteatros, pero se quedó en la mitad. Incluso la campaña de socios se hizo pensando en el cambio de un estadio que se construyó en apenas unos meses. La prensa se venía haciendo eco durante toda la semana de la expectación del evento de aquel domingo. El nombre tardó más en llegar, pues durante un año el recinto era conocido solo como “Estadio Municipal”.
El calendario fue azaroso y quiso que fuera un equipo tan querido en nuestra tierra como el Athletic (entonces Atlético) de Bilbao el testigo de aquel día tan importante para nosotros. La expectación fue tan grande que se calcula que había más de 25.000 personas en el campo, lo que sería casi un tercio de la ciudad allí. Aunque también es cierto que por aquel entonces venía gente de toda la provincia a ver a nuestra gloriosa.
Los once jugadores que salieron por primera vez al campo fueron Cosme; Chiqui, Calo, Foces; Barbeito, Nino; Miche, Rabadán, Chas, Vallejo y Pueyo. Fue el propio Chas el que marcó el primer gol culturalista de la historia del estadio. El resultado, eso sí, no acompañó y los vascos se llevaron los dos puntos tras vencer por un gol a tres al romper la defensa culturalista en los últimos minutos.
Quién nos iba a decir todo lo que íbamos a vivir entre aquellas paredes, bajo aquella tribuna… Tantas tardes entrañables, buenas y malas, pero nuestras, del todo nuestras. Seamos honestos, la casa que tenemos ahora es impresionante, un estadio de Primera que la afición hace (hacéis) que luzca cada día más bonito. Pero… ¡Ay, amigos! El Amilivia era el Amilivia… Lo importante es que siga viviendo para siempre en nuestras memorias.
Rodrigo Ferrer Diez
Historiador de la Cultural y Deportiva Leonesa