Recuerdos del Culturalismo: el Derbi

Estamos ante una ocasión muy especial, el Derbi (con mayúscula) ha vuelto. Los encuentros con la Ponferradina existen desde el principio de nuestro ser. El primero se celebró pocas semanas de nuestro nacimiento, en las Fiestas de la Encina de 1923 con la inauguración del estadio de Santa Marta, primer hogar de nuestros próximos anfitriones. De ese día queda una más que conocida estampa en que los ponferradinos con sus rayas blanquiazules, y nuestros jugadores aún de gris, observaban atentamente cómo el obispo de Astorga bendecía el que tantos años fue el corazón del futbol berciano.

Y pese a lo que pueda parecer, no existió roce entre ambos equipos hasta los años 50, cuando la dureza de los ponferradinos en la Copa Diputación de 1951 no gustó al público de El Ejido, esperando “vengarse” en el siguiente choque. El paso de la Cultural por la élite paralizó el enfado hasta que en 1962, con ambos clubs ya en Tercera, volviera a rodar. Entonces comenzaron las historias de los trenes repletos desde León, de la parada a comer en Bembibre, de las pancartas colocadas en la bajada del Manzanal tanto por carretera como por ferrocarril, de las abarrotadas gradas del Santa Marta primero y el Fuentesnuevas después, de los cánticos?

¿Por qué se dio esta rivalidad? Principalmente por dos cuestiones, primero porque a todos los equipos de la provincia, independientemente de su nivel, trayectoria o ubicación (lo mismo Ponferrada que Fabero que Trobajo del Camino) siempre han tenido ese especial plus moral de “ganar a los de la capital” y más si se trata de un equipo de la trayectoria histórica de nuestra Cultural. A esto hay que sumarle la propia trayectoria ascendente de la Deportiva. Durante décadas, los blanquiazules tuvieron a su antagonista en la propia ciudad templaria, siendo el San Pedro el principal rival moralmente a batir. Sin embargo el San Pedro era un equipo muy humilde, y de ese conflicto por la hegemonía del deporte rey en Ponferrada, la Deportiva salió victoriosa, pasando a tener otra competencia con el Atlético Bembibre, esta vez por la supremacía del fútbol berciano.

Superados los rojiblancos, la Deportiva se encontró ya en los años 60 con un potencial en aquella Tercera División que no solo era capaz de competir de tú a tú con la Cultural, sino que era firme aspirante a quedar campeona de grupo y a pensar en Ascender a Segunda División. Situación que en la década de los 80 se repitió. Pero en medio de las crisis de ambos clubs, hubo sitio para el entendimiento y el apoyo de unos a otros en malos momentos, lo que hace más grande a ambas escuadras y a sus respectivas aficiones. La vuelta de la Deportiva a Segunda B a finales de los 90 recuperó esa esencia. Los últimos grandes episodios se vivieron ya en color, en el siglo XXI, siendo los escenarios el Nuevo Amilivia y El Toralín, En el recuerdo de todos quedará la temporada 2008-2009, una de las de antes, en la que ambos clubs lucharon mano a mano por estar en lo más alto. Ojalá esta sea una de esas campañas.

Rodrigo Ferrer Diez

Fotografía: Derbi en el Toralin, Diario de León

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