Recuerdos del Culturalismo: El día que inauguramos nuestra casa.

En estos «Recuerdos» nos está gustando mirar un poco atrás para no olvidar lo que fuimos para luchar por volver a ser el mismo club que tantas alegrías dio a esta tierra. Y con esta idea en la cabeza, que voy a explicar a estas alturas que no se sepa ya de lo que fue debutar en Primera División. Gracias al trabajo de mucha gente, ya todos los hombres y mujeres que amamos a la Cultural sabemos lo que todo aquello supuso, porque insisto una vez más, fue un éxito de todos, todos estuvimos allí.

Pero si hubo una fecha especialmente emotiva de aquella temporada fue el día en que nuestra Cultural, y con ella toda la añeja capital del Viejo Reino, inauguró lo que entonces se consideró un estadio acorde con las necesidades del momento y que alternó la importancia de Primera con la fisonomía de aquella ciudad. Ese 23 de octubre de 1955, ante más del doble de la capacidad ideada (que era de unos 12.000 espectadores), comenzó la leyenda de este lugar ante el Athletic de Bilbao. Se inauguró una tradición, algo para nosotros sagrado que duró nada menos que 42 años largos.

Como decimos en la propia web del club, las instalaciones fueron mejorando poco a poco, como detalle más llamativo, no tuvo focos fijos hasta los años 70. El característico marcador del fondo norte conocido entre la afición como «Marcador Dardo» informaba simultáneamente de los resultados de Primera División, convirtiéndose en la principal seña de identidad del recinto.

            Su modestia hizo que su deterioro fuera rápido y ya a finales de los 70 presentaba serias deficiencias, sobre todo en los vestuarios. En esa década, en concreto en 1971, se rebautizó como Estadio Antonio Amilivia, en honor a nuestro presidente en Primera. La situación de constantes desperfectos no cambió hasta los años 90, cuando el Ayuntamiento, propietario del campo, reformó los vestuarios pensando en hacer una remodelación total del mismo. Sin embargo se optó por otras soluciones y el 31 de octubre de 1998 jugarían ante el Barakaldo el último partido en este recinto, cerrando cuatro décadas de historia del culturalismo.

Desde que apagamos las luces de aquel pequeño rincón de una ciudad en expansión han pasado muchísimas cosas; para algunos, los que por capricho de la naturaleza menos tiempo llevamos en esto del Culturalismo, absolutamente todo, y aún así nos sentimos parte de aquellas paredes.

Era nuestra casa, era nuestro estadio, era el corazón de un León que por suerte o por desgracia hemos perdido. Era la Cultural, era la pasión, la gloria, la pena, el bien y el mal. Lo era todo para nosotros, pero no se puede luchar contra la rueda del tiempo y tuvimos que decirlo adiós. Al menos fue por algo mejor, y hoy en nuestro maravilloso templo del balompié, ante el Mutilvera, podremos acordarnos de aquellos días. Ojalá repitamos aquí lo que logramos allí, por lo pronto repetiremos la visita del Real Madrid, que no está nada mal. ¡Ah! Una última cosa, ¡¡QUE BOTE EL AMILIVIA!!

Rodrigo Ferrer Diez