Hace unos días, trataba de explicar a un buen amigo de fuera que, a la hora de hablar de nuestra afición, no todo es tan negro como parece. En León tenemos esa terrible tendencia a ver solamente lo negativo y olvidarnos de los éxitos hemos conseguido (y aún conseguimos) como sociedad. En el caso del fútbol de nuestra ciudad, hay espacio (y mucho) para el optimismo. Todos los que leáis estas líneas habréis escuchado eso de “es que vais tres o cuatro gatos al fútbol”, “para los que vais al campo mejor jugad en La Granja” y barbaridades así. Esos argumentos sólo se responden de una forma: el amor a este club de tanta gente lo ha mantenido vivo y es lo más grande de esta ciudad.
El amor a este escudo no tiene nada que envidiar a otras aficiones de España, y pesareis “¿En serio?” Sin duda. Esto se explica en una sola frase: “Generación del 80”. No es la primera vez que en los corrillos de los bares o los aledaños del estadio existe la idea de que el mayor orgullo de la Cultural no está antes de 1980 sino después. Porque todos los culturalistas que han nacido después de esa fecha no han conocido un ascenso al fútbol profesional, y aún así ahí están. Animan a un equipo que metía 10.000 espectadores en Tercera División en su antiguo estadio, un club que en 2013 reunió a 6.000 en un partido de Fase de Ascenso con el Universidad de Oviedo. ¿No es suficiente muestra de amor que una ciudad de 130.000 habitantes meta a 6.000 personas en un partido de Tercera División?
40 años sin conocer fútbol profesional en esta ciudad, y aún así somos de los que más gente lleva al campo en esta categoría, ¿Quién nos ha podido superar? ¿El Oviedo el año pasado? ¿El Racing? Equipos que no hace mucho jugaron competición europea y que tienen al alcance de la mano volver a ello. ¿El Cádiz? ¿El Hércules? Equipos de Primera fuera de su categoría…Y aún así no tenemos nada que envidiarlos. “Ya pero es que el Oviedo mueve a 3.000 espectadores fuera del Tartiere”… Nosotros también lo hicimos… ¿Cuántos éramos en Lemona no hace tanto? Igual no 3.000, pero tampoco era un viaje de hora y media… ¿Y cuántos fuimos a Oviedo a ver un partido de Tercera División hace dos años? Señores, mal que les pese a muchos, seguimos vivos, estos colores interesan. Además hay que dejar clara una cosa, ni aquí ni en ninguna parte, el apoyo a un equipo se mide por la afluencia de un estadio, pero de ello hablaremos en su momento, es lo único que explica el estado de muchos estadios de Segunda y hasta de Primera, con entradas similares a las que el Reino alberga en los mejores partidos de liga regular.
Ese equipo “que no tiene afición” y que “son cuatro señores mayores” ha estado presente en todos los desplazamientos que llevamos esta temporada, se fundan peñas nuevas, incluso en la capital de España. Si eso es una afición muerta, que queréis que os diga, me quedo con ella en el “más allá”. Aquella grada que tiene esa fama de estar formada sólo por hombres de muy avanzada edad presenta una realidad muy distinta, cada vez más gente joven, hombres y mujeres, y sobre todo, cada año más niños y niñas y cada vez más pequeños. Después de todo lo pasado… ¿Qué afición puede decir eso?
¿Y con todo esto hay quien pueda pensar que somos tres o cuatro gatos? Igual sí que lo somos, y si es así, con ellos voy al fin del mundo, porque no hay otra afición que haya mostrado más pasión, sacrificio y paciencia que esta. Dentro del deporte, no me imagino un amor más grande que este. Y quien dude de nuestra lealtad, que lo tenga claro, si no fuera así, la Cultural y Deportiva Leonesa sería un recuerdo del pasado, una página más de la historia de León perdida en los gloriosos nombres de nuestro ayer.
Vamos a empezar a querer un poco lo nuestro. La carrera por ocupar el lugar que nos corresponde como afición y como club empieza por nosotros mismos. Basta de poner escusas de categorías, nombres propios non gratos y demás mamandurrias. ¡Vamos a ocupar nuestro sitio! En las gradas del Reino de León, el 14 de febrero se celebra todos los días del año, se gane o se pierda, haga sol o llueva, haya liga o no.
#UnidosSomosElDoble