Recuerdos del Culturalismo (IV): el héroe del día

Hace unos meses, mientras hacíamos la promoción del libro de la Cultural, dedicamos una serie de artículos a distintos aspectos de nuestro club que merece la pena recordar, era algo parecido a estos recuerdos del culturalismo que la editorial Cultural Norte puso entonces en marcha. Uno de ellos estaba dedicado a los porteros, a nuestros guardametas y dadas las actuales circunstancias está bien recordarlo. Por aquel entonces rememorábamos uno de los éxitos más heroicos y a la vez más desconocidos de nuestros colores, el ascenso a Segunda División de la 58-59.

Recordando casi literalmente aquel artículo, la Cultural vivía un gran cambio en 1958 tras pasar cuatro temporadas en Segunda y una en Primera. De nuevo nos dábamos de bruces con aquella realidad de frío y barro llamada Tercera División, un descenso que además suponía la dimisión de la directiva de Antonio Amilivia. Los leoneses hacían una excelente campaña ganando la liga y el derecho a disputar la eliminatoria de ascenso que daba una plaza en el grupo norte de Segunda División.

La suerte decidió que nuestro rival fuera La Amistad, una especie de filial del Real Zaragoza y que el primer encuentro se jugara en la capital del viejo reino de Aragón. Las condiciones a las que los valientes jugadores se tuvieron que enfrentarse eran lamentables (como se aprecia en las fotos a pesar de su mala calidad), aún así el partido se disputó. El resultado final fue de empate a cero, un marcador tan sudado, que pese al cuatro a dos de la vuelta, se llegó a decir que la Cultural consiguió el ascenso gracias al excelente partido de ida, incluso que salió de Zaragoza en Segunda División. Ese choque tuvo un protagonista, Amaro. Él era nuestro seguro y según las crónicas de la prensa leonesa y zaragozana, tuvo un decisivo papel para mantener la meta a cero, algo que le llevó a recibir varios homenajes pues sin duda fue el héroe de aquella gesta.

Los porteros siempre son los grandes castigados por los vaivenes de este deporte; solos (como en la fotografía de la izquierda), en las celebraciones, en los balones parados, en los penaltis, en los fallos humanos? Este recuerdo va para vosotros, para Leandro, para Diego, para Omar, para todos los porteros de nuestra base. Porque al final, el sueño de esos niños y niñas que de pequeñitos se enfundan los guantes por primera vez es el mismo, ser Amaro, al menos una vez.

 

Fotografía: Diario Proa

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