Recuerdos del Culturalismo: Papá? ¿Desde cuándo somos de la Cultu?

El culturalismo es una herencia. Nuestra herencia, la que recibimos de nuestros mayores y la que legaremos a nuestros hijos. Y eso, ¿cómo se hace? Es tan simple como transmitir los valores del deporte, el amor a la tierra, la lealtad al escudo y a los compañeros, el sentimiento de hermandad? Es en definitiva saber responder a la pregunta, ¿por qué somos de la Cultu? Y sin duda sabemos.

La primera generación culturalista fue propia, nació con el mismo Club, ahí comenzó a girar la rueda. La emoción de las tardes de los primeros días se fue quedando en las casas y en los corazones, así a las gradas ya no fueron los padres, sino los hijos, y las (cada vez más y más) hijas, y así sucesivamente. Eso sí, estaríamos cometiendo un error si pensáramos que esto solo sucede en la grada.

Existen numerosos ejemplos de padres e hijos que han estado en todas las facetas del club. Podríamos hablar del presidente Salvio Barrioluengo y de cómo su hijo Javier también ha sabido lo que es el día a día de los despachos. De los Manolines encargándose del material también han sabido transmitir esta pasión. Incluso en el libro Historia de la Cultural y Deportiva Leonesa, de Roberto Fernández, publicado por La Crónica hace unos años, está la sangre del propio Luis Fernández Rabanal. Quizás el apellido que mejor define esta cadena es «Villafañe», un nombre que dependiendo del familiar, podríamos estar hablando de Paco o de César, dos ídolos para dos generaciones distintas pero para una misma pasión. Y como estos podríamos estar citando páginas y páginas de casos similares.

Un padre es quien ama, quien acompaña, quien coge de la mano, quien enseña. Donde haya un pedazo de sabiduría y de sentimiento para dejar a quien venga detrás, habrá un papá. En el culturalismo el papá no tiene por qué ser el ascendente directo, sino simplemente quien nos lleva por primera vez al Reino de León, quien nos habla de Antonio Amilivia, de Primera División, de los desplazamientos? incluso de las malas tardes. En definitiva, es quien nos explica, con palabras o con gestos, por qué somos de la Cultural.

Estas líneas son en definitiva para nuestros papás culturalistas, tengan el nombre que tenga, sean de donde sean. Son para los que aman y enseñan, para los que llevan los principios del deporte y de nuestro nombre. Para los que dejan una huella especial en el alma, tan grande que más tarde o más temprano, tengamos que seguir el mismo ejemplo y actuar del mismo modo en una generación posterior. Sigamos así.

Rodrigo Ferrer Diez

Historiador de la Cultural y Deportiva Leonesa

Cómo no, quisiera dedicar estas humildes líneas a mi padre, al fin y al cabo, mi culturalismo, como prácticamente todo, empezó por él.