Cualquiera de los que estamos metidos en esto del culturalismo, hemos escuchado mil veces aquello de «anda que lo que hemos tenido que aguantar», refiriéndose a las constantes crisis y vaivenes que nuestra entidad ha sufrido en su casi centenaria historia. Ellas hicieron a nuestro club más fuerte. Incluso se puede decir que detrás de todos nuestros éxitos, de los más grandes a los más humildes, siempre aparece una crisis. Esto hace que nuestro club sea un equipo dado a resucitar, un ave fénix del balompié español.
Quizás la peor crisis que vivimos fue la que se dio en 1947. En aquellos años, la Tercera División tenía lo que se llamaba una «Fase Intermedia»; un sistema en el que se jugaban dos pequeñas liguillas eliminatorias hasta llegar a luchar por el ascenso. Se dio la circunstancia de que en la temporada 1946-1947 la Cultural había llegado a dicha fase intermedia pero sin posibilidades de más, al contrario que nuestro siguiente rival, el Albacete, que se lo jugaba todo en La Corredera. En el descanso de un partido que la Cultural fue ganando sin problemas, aparecieron 25.000 pesetas en el vestuario local. En la segunda parte el espectáculo fue tan llamativa la desidia local, que al final del partido, ante la derrota de los leoneses, la Federación comenzó una rápida investigación cuyo veredicto fue contundente y claro: la Cultural fue culpable de dejarse ganar un partido y adulterar la competición, por lo que quedaba expulsaba de toda competición organizada por la Federación Española. El Alba tampoco se libró del castigo.
Cuando llegó el mes de junio, de la Cultural sólo quedó el nombre, ni jugadores, ni equipaciones, ni directiva, ni campo de fútbol, además hubo que pagar una multa de 11.000 pesetas. José Reyero, presidente del club querido por todos, asumió toda la responsabilidad, dimitiendo de su cargo. El gobernador civil Carlos Arias Navarro consiguió que la Federación readmitiera a la Cultural en Tercera para la siguiente temporada, y el nuevo presidente, Fernando Rodríguez Pandiella, reunió un puñado de jugadores. Medios de comunicación como el Diario Proa también animaron a abrir una suscripción pública para reunir fondos. Tras dejar de pagar el alquiler de La Corredera, la Cultural se instaló en el estadio de El Ejido, comenzando una nueva etapa. Toda la ciudad y la provincia, personalidades políticas, militares, religiosas y la gente de a pie remó del mismo lado y en tan solo cinco años, se pasó de que la Cultural fuera solo una marca, a competir en Segunda División. ¿Cómo terminó esta historia? Terminó un 11 de abril de 1955, ascendiendo a Primera División.
Somos un club que tuvo que vivir grandes penurias antes de lograr los más ricos éxitos. Igual que antes de ascender a Segunda en 1970 hubo que pasar por la Operación Chatarra. Con estos antecedentes, quizás vayamos por el buen camino a pesar de todo, y la historia vuelva a repetirse, quién sabe…
Rodrigo Ferrer Diez
Historiador de la Cultural y Deportiva Leonesa