Recuerdos del culturalismo: ¿Y ellas no tienen sitio en la historia?

Llevamos muchas semanas con esta sección, muchos recuerdos del culturalismo y en la mayoría de ellos de una forma de otra, siempre hablamos de alguien más, de rivales, de aficionados, de ciudades, de los otros equipos de León. La reconciliación que comenzó hace poco más de un año en esta ciudad, esta provincia y esta afición con su historia futbolera aún no ha dedicado el espacio que se merece a unos protagonistas muy importantes, o mejor dicho, a unas protagonistas.

¿Quién dijo que el fútbol es cosa de hombres? Nunca lo fue, por eso hoy vamos a dedicar nuestro recuerdo culturalista a todas esas mujeres que se han enfundado unas botas de tacos y han vivido en sus propias carnes la pasión y la tensión que supone disputar un partido. Es muy habitual que cuando alguien quiere poner de relieve el papel femenino en el «deporte rey» se habla de las primeras mujeres aficionadas, sin embargo el fútbol empieza por el terreno de juego, y en este sentido León puede sacar pecho como tierra pionera en esta materia.

Los equipos de balompié femenino son relativamente recientes. En el caso de España, se generalizaron en los años 80 del siglo XX, casi un siglo después de que este deporte llegara a nuestro país. A principios de esta década se fundaron los primeros en nuestra tierra, siendo pioneros los de Pinilla y Trobajo del Camino. Poco a poco esta pasión llegó a deportistas de las dos grandes ciudades de la provincia, asentándose en los años 90 los equipos de León y Ponferrada como principales representantes de la provincia junto al Huracán Z primero, DF Trobajo después, quizás el equipo tradicionalmente más representativo de la provincia. Para el desarrollo de una cantera hubo que esperar hasta la entrada del siglo XXI y aún hoy queda muchísimo por hacer.

Poco a poco la presente realidad está saliendo del oscurantismo y su papel en el deporte nacional se está normalizando. Avanza meteóricamente y aunque, insisto, queda mucho por hacer, tenemos que sentirnos orgullosos de lo rápido que hemos avanzado. Hace menos de dos décadas hablar de deporte femenino en España era poco más que Arancha Sánchez Vizcario, de eso hemos pasado a ser un país orgullos de las Guerreras de Balonmano, de la Roja que logró disputar su primer mundial el año pasado; y ahora estamos pendientes de Ruth Beitia, de Mireia Belmonte, de Garbiñe Muguruza…

Y en León tenemos motivos más que suficientes para estar orgullosos de nuestras deportistas, porque tenemos al Aros a un paso de meterse en la lucha por ascender a la élite en la que ya espera el Bembibre, porque nuestro Cleba es un gran embajador de la ciudad y de nuestro deporte por todo el país, porque tenemos nombres propios como Ángela Salvadores, Cristina Portomeñe, Lidia Valentín o nuestra culturalista Carolina Rodríguez.

¿Y qué pasa con el fútbol? Quizás en el deporte leonés sea la asignatura pendiente. Necesitamos dar un paso más para normalizar la realidad de las leonesas que practican el deporte rey. ¿Acaso las mujeres no pueden ser buenas embajadoras de nuestra tierra por todo el mundo? Sin duda lo son, las de fútbol lo serán, de hecho ya lo están siendo pues en nuestra base contamos con niñas defendiendo nuestro escudo y nuestra identidad con la misma pasión y la misma garra que en su momento lo hicieran César, Félix, Marianín, Rivo o Ballesteros. No cabe ninguna duda que la Cultural escribirá el nombre de sus heroínas con letras de oro en el libro de la eternidad. Podemos empezar hoy mismo.

Rodrigo Ferrer Diez

Autor de Historia de la Cultural y Deportiva Leonesa

Fotografía: Presentación Huracán Femenino en 1988 (Diario de León)